Tan 2019
Perdón por soltar… tan 2019 yo, fuera de la moda. Lo dije y no saben lo bien que se siente. Perdón por soltar ¿Por qué pido perdón?
Soltar.
Así como si fuera
un mensaje de facebook
de esas páginas
“Frases para el café”:
Solté.
Solté porque no quiero estar atada a nada cuando el mundo tira para abajo como dijo Charly alguna vez. Solté porque ya me cansé de buscar cosas positivas y vivir de un pasado que ya es historia.
No podía seguir sosteniendo algo que del otro lado ya había caído.
Duele, pero de una forma dulce no sé si podré escribirlo.
Las imágenes de nuestros mejores y peores momentos recorren mis retinas como si fueran una de esas lámparas a las cuales les ponemos diapositivas.
No se puede sostener algo en el tiempo si no hay cuentas claras, pensando bien, no quiero cuentas.
Adhiero a ese pensamiento borgiano que habla de que la amistad no necesita frecuencia.
Se puede vivir sin verse por más de algunas semanas, meses o años.
Perdón por pedir
que me lleguen cosas positivas.
Me excuso, siempre me excuso.
¿Qué más puedo hacer?
No tengo las herramientas necesarias y mis problemas no llegan allá como los suyos que acá, se potencian, mientras ahí los míos se disipan en sus rutinas.
No quiero ser chivo de nadie. No quiero poner mi vida a disposición constante de un mensaje por día para preguntar que mierda desayunaron.
Si quieren eso, me perdí.
Simple.
Voy a estar cuando de verdad (espero que no pase) queden hechas mierda porque para mis tibiezas tampoco estuvieron y no me quejo ni pongo sobre la mesa.
Solamente aclaro que soy su amiga.
En los momentos malos porque así lo resigne.
Fue mi costo de oportunidades.
Si prefieren que sea otra cosa, pido perdón.
¿Perdón?
Saben que siempre viví
para las demás personas
no fueron mi excepción ni mucho menos.
No forcemos.
Quiero que se queden en mi vida.
Pero también quiero que dejen vivir-la mía.
Ya no.
Perdón. Sí, quizás sea el momento de decir adiós sin rencores, les afirmo que se llevan con ustedes un pedazo de mi corazón.
Esa es la carta que había escrito para ustedes.
La leo y distingo un ethos dicho
que para nada se reflejaba
con la emotividad del momento.
Estaba llorando mientras
apretaba cada tecla
se
caía
algo
dentro.
Por suerte solté.
Solté ese pensamiento idiota de que estoy sola y que lo malo siempre me toca a mí solo por ser yo y no otra. Sí, quizás fue el momento de resiliencia que necesitaba, pero las emociones ahora son otras y puede que mañana sean las mismas que las de aquella vez que no proyecte ningún mañana porque me dolía demasiado el hoy.
Comentarios
Publicar un comentario