poema sobre volver a casa y pensar muchas cosas

De la nada un amigo me manda un mensaje en WhatsApp, así fuera de contexto… me puso COPÉRNICO, que entiendo es una anécdota, aunque no recordaba de dónde, ahora sé que es por el gin tan de moda en nuestros tiempos. Volviendo a casa me puse a flashear ¿cuáles son las probabilidades de que escuche esa palabra random dos veces en el mismo día?  

Como todo se conecta con todo. Empezando desde el grado cero temporal, ese día hablamos en la facultad de esos tres momentos en los cuales para Don Freud el narcisismo humano fue humillado. 

Hace tanto que no pensaba en Copérnico, ni en Darwin, ni en Freud, capaz este último lo mencionamos un poco hace unos días, ya que hablamos de Lo siniestro. Al decir hace unos días podría estar hablando de hace unos meses. Escribir algo a lo Berta García Faet me parecía lo más conveniente porque soy re copiona. Y si ella pudo hablar de galgos, de Auschwitz y de los nervios que le genera reflexionar en cuál es su color favorito como su fan, me puedo permitir esto. 

La velocidad de los días no me deja reparar en las veces que repetimos una palabra. Y vieron que cuando repetimos muchas veces una palabra tiende a perder el sentido y a ser puro sonido, si yo digo Idea, Idea, Idea, Idea, al principio pienso en mi perra, después pienso en ¡mierda!

 ¿Por qué no funcionó lo tuyo con Juan Carlos Onetti? Ya no, ya no. A 20 y tantos años de su muerte. No llegaste a saber por qué ni cómo nunca ni si era de verdad. Idea, Idea, Idea y después pienso de nuevo en mi perra, otra vez en Vilariño y en sus hermanos, con nombres raros como Numen y Poema, y posteriormente ya es solo en foquito, en una linealidad, sonidos, I-D-E-A. 

Ni idea porque pasa esto. Ayer también conversamos tipo las 22:00 horas cuando ya empieza a dormirse el cerebro del hambre sobre nuestra posición respecto a si debíamos dar Horacio Quiroga en las escuelas y recordé que mi bisabuela tenía un almohadón de plumas re pesado con una funda roja ¿qué hubiera pensado ella sobre ese cuento? puro terror. Sin duda esa yo chiquita hubiera clavado al almohadón matrimonial un par de tijeras de esas metálicas, pesadas y brillosas. Así me hubiera quedado tranquila de que mi abuela no iba a perder sangre en la siesta entrerriana. 

Estoy un poco con los pensamientos fragmentados y todo me lleva a otra cosa. Y así de nuevo lo random se conecta con algo y todo tiene sentido al menos por 5 minutos al día. Esos momentos en los que me olvido de que no soy dueña ni de mi propia subjetividad.

Sentir que nunca voy a parar porque nunca voy a llegar a estar establecida me hace reflexionar en que yo también envidiaría la seguridad ontológica del hombre medieval. Y en ese Poema sobre mirar el cielo de noche y pensar muchas cosas, yo también me plantearía que después de todo esto tengo que reducir la velocidad y reparar más que en las palabras, en las personas que están detrás de ellas. Y en todo lo que puedo llegar a perderme si sigo corriendo para siempre, ¿cuáles son las posibilidades de que me diga a misma esa frase en un día? ¿cuál es mi edad de merecer? tengo que reducir la velocidad. Esa es la idea. 


Comentarios

Entradas populares