Como esos que dibuja Ciruelo

 Así como me molesta 

el sol a la mañana

me molestas vos.

Es necesaria su presencia,

para la vida en la Tierra, 

la tuya no tanto, en realidad 

tu presencia no es necesaria 

es defectuosamente atractiva y atrayente. 

Preferiría que seas un dragón, acuarelista 

y destructivo como un aerolito 

extraído del espacio

como esos que dibuja Ciruelo

-lo sé-

fue una mierda esta comparación.

Porque me parece una mierda 

manchar la imagen del dragón,

pero bueno, ya fue

 disculpen dragones

 pintó así hoy.

La capitalizaré y haré

con ella una construcción

literaria

 armemos algo

 para 

zafarla.

Es que escribir sobre esto me 

pone nerviosa

 alerta

ansiosa

suena una alarma

de peligro en mi sien

raja de ahí,

 salí,

corré, 

viví.

Dejá de limarte el cerebro, 

y agradecer al viento,

dejá de hacerte cargo de esto 

y aquello.

Había olvidado que lo tuyo es lo tuyo

 y lo nuestro,

bueno, lo nuestro es lo nuestro.

Debería ser repartida la carga, consensuada la cosa.

 Nos cagamos en el consenso y en

la cosa, tenemos bocha de verdades 

en común, pero también tenemos otras

 deformes y amorfas, como Baldur,

 no el hijo de Odín,

 el otro, el que Ivar deja tirado al frío para morir. 

Es una relación sinsentido, 

media descerebrada. 

Cada vez que nos pienso el cráneo 

se me llena de o xí ge no,

 de a i r e, de pajaritos que cantan 

a la mañana en el sauce. 

Y llega a mí la imagen 

 de un pueblo abstracto con un río que

arrastra camalotes y refleja el cuello 

de los patos comiendo peces o pan, prefiero pan.

Un pueblo como La comarca,

 que tranquilamente podrían habitar

 hobbits en él existen los dragones

 como vos

y también existen las personas enamoradas 

de las escamas tornasoladas 

como yo.

Es gracioso, pero

 siempre que nos imagino

vos sos más que yo, 

es mi construcción,

pero aunque lo tuyo sea lo tuyo

 y lo nuestro, lo nuestro, 

que sea menos también es en parte

mérito tuyo y de esta relación de poder

 porque me hiciste 

dependiente, horriblemente 

inocente y desgraciada,

la enamorada del amor.

Los dragones son divertidos 

cuando los tenés como amigos 

(y hasta ahí),

ahora imagina ser la pareja,

la compañera de alguien que escupe fuego

para hacer pochoclos está bueno, pero 

se enoja y corré

 porque se olvida de lo que es capaz

y en el fulgor de su fuego

 se distingue que a pesar de tener 

escamas hermosas, tornasoladas

tiene una capacidad extraordinaria

 para

 quemar hasta el alma 

y dejar todas las palabras rostizadas.

Y te das cuenta de que tus palabras 

no tienen caparazón,

 que no hay razones para que sigas ahí

que ese dragón hermoso es mejor dejarlo ir 

brillando en solitario.

Y ahora, lectora/lector

te hablo a vos

puede que sea necesario

que metas la cabeza dentro de tu propio río

(si querés te presto el mío)

 que cruza ese pueblo abstracto, para 

despejar de sonidos y palabras endulzadas 

por su voz de cenizas, raja de ahí,

 si te identificaste conmigo.

Soltalo, que vuele alto, no es necesario 

aclararte que esa relación te está sometiendo 

 y te está alterando. 

Podrías darle con la bayoneta o con el arco y la flecha,

 pero mejor 

no manchar tus manos con esa 

escamas que de a ratos se ven violetas, 

vos no uses la violencia.

Es un pueblo hermoso que se ve obnubilado

por la incapacidad del dragón 

para controlar los tonos de su falsa emoción.

Me advirtieron de pequeña,

 nunca le hagas cosquillas

a un dragón dormido,

 lo entendía,

 pero nunca agregaron

en la letra pequeña

que a los dragones no se les 

puede tratar como iguales 

aunque salgan con vos, 

aunque sean tu abrigo 

en las noches de invierno, cuando afecta el frío. 


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