CABA (Calles Adiestrando Banales Artistas)

 Tuve el ataque deslizante de

vivirte, la nariz quemada de aspirarte

la lengua áspera de manera

 constante y la mente de

enjaulada,

de querer arrebatarme

a mí misma la idea de escapar,

la idea de escaparte.

A vos cara clara de la luna

conejo entero con pompón

esponjoso y orejas sensibles,

canto solitario de artista under

en algún barcito de la esquina,

centro cultural poco frecuentado,

alma errante de los desamparados.


A vos que sos la definición exacta

de producción de medios masivos 

en todo su grasiento esplendor.

Escapar a vos, escaparte

a tu soledad tan manoseada

a tus poetas destornilladas,

también a sus novios puaners 

 adictos a laburar en la fotocopiadora.

Escapar a la sincera realidad de ser

una más en la gran vorágine

de mierda con glitter que te rodea.


Pero a la vez volverte, 

volver a encerrarme en esa jaula que es tu domo

tus 200 líneas de colectivos diferentes,

tus posibilidades infinitas, tu voluntad de callejón 

transitado por maletines y mochilas con libros usados.

Volver a volverme ese ser solitariamente irreconocible.

A tus trenes gastados y descarrilantes

que transportan almas capaces 

de iniciar el fuego y la revolución proletaria, pero no.

Mejor llegar a las ocho horas de oficina 

que hay que pagar los siete días de vacaciones en la costa.

Disculpa, aprendí que viviéndote no sos lo que supuse que eras. 

Y yo tampoco fui lo que esperabas de mí.

 Olvide que la cara iluminada, 

la que tiene forma de conejito

 es linda si la ves desde una distancia considerable 

desde acá, desde la conocida, pero poco explorada ciudad natal.

Sí, desde acá, lejos de la jaula.

No puedo decir muchas cosas positivas sobre tu semblante. 

Lo único es que creo que las personas

 que te viven deben practicar muy bien 

el amor a la suerte de haberte respirado, 

tóxica o no, por elección propia de proyecto a vivir.


La ciudad más contradictoria del Cono sur,

 la que tiene invita a escapar y a regresar,

 la que te hace estar más cerca y conectada que nunca

 pero a la vez te aleja sin levantar sospechas.

Es la ciudad en la cual cada amor guarda una esquina,

 la ciudad de los bares mágicos

 con olor a tinta de escritores adictos a la cafeína.

La ciudad de la literatura y los museos más lindos.

La ciudad de la fuente y de la furia,

 la de las multitudes y las marchas, 

de cuadras y cuadras,

 volver sin voz y con el compromiso eterno 

de querer cambiar el mundo entero.


Otras me hicieron considerar

la idea de volver,

la idea de viajarlas, exprimirlas

hasta la última esquina, hasta la última plaza.

Algunas de ellas me rechazaron,

robaron mis pertenencias.

Contadas le dieron paz a mi cerebro,

en ellas las palabras no le quitan

lo hermoso al silencio.

A vos te tengo en mi lista de lugares a redimir.

 A vos te tengo en mi lista negra de sitios que deseo destruir.

A vos te tengo en la corteza de mi corazón 

encastrada porque sin tu pieza no sería lo que soy.

A vos Buenos Aires te veo a futuro como un sitio casi seguro, 

sin la jaula o bien con jaula,

 pero abierta, siempre abierta a cambiarme y dejarme ir.


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