Estoy en 2023 y me pido calma

 Si tuviera que despedirme cada año sabiendo que mis yo's pasadas me leen, creo que me trataría con más respeto. Me pediría no pensar tanto en el futuro porque pensar en el futuro es como querer resolver una ecuación mascando chicle: los verdaderos problemas de nuestras vidas son esas cosas que ni siquiera pasaron por nuestra ocupada y preocupada mente. Estos problemas aparecen sin querer un martes a la tarde. No me daría palabras de "hace lo que quieras, te podés morir mañana" porque para mí la muerte a veces representa un alivio, aunque le escape a hablar de ella. Si tuviera que ver todo lo que dije que no iba a conseguir hoy 📅 🤷.  

Si tuviera que retractarme con todas esas personas a las que les dije que no esperen nada que no iba a poder ni hoy ni mañana. Porque las expectativas cada año nuevo, los propósitos me consumen el oxígeno y más que una carta de bienvenida o despedida termina siendo un pacto con la ansiedad, la depresión y los atracones. Esto es personal, muy personal y en el fondo sé que es posible que solamente me importe a mí y por eso esta carta es para la persona que menos cree en que voy a sobrevivir: yo.

 

Una carta para esa persona que piensa cada noche cómo va a soportar vivir sola. Un descargo para esa yo pequeña que siempre busca validación. Porque un año más no es un contrato nuevo y porque las metas son estúpidas si se convierten en una cadena que te ata a decisiones que te hacen funcional pero infeliz. Lo más importante es: no olvidar el protector solar. 

Comentarios

Entradas populares