Balance melómano

 Siempre va a haber otra montaña. Miley cantaba The Climb cuando yo tenía 11 años. I'm always gonna wanna make it move.  Estaba pensando en esa canción hace un rato porque a fin de año siempre pongo música antes de dormir y lloro por todo lo malo y también por todo lo bueno porque tengo tanto lágrimas de felicidad como de tristeza. Yo quería que ésta sea la primavera de mi vida y fue el otoño. Katy cantaba all this money can't buy me a time machine. Miraba fotos de este año del anterior, del otro y reflexionaba que todos esos días sin música hubieran sido una cagada y quise ver esos lugares en los cuales andaban mis gustos musicales que en 2019 hicieron una nueva lista que andaba Anhelando Iruya y anunciaba que tenía una noche larga. 

 La lista continuaba creciendo y el otoño de mi vida hacía que las hojas sigan cayendo como mis lágrimas como si de abono del futuro se tratara, -todo va a estar bien- me decían mis seres queridos, pero también la música. Tocó despedir una casa, decir hasta pronto a un hermano. Fue ver a dos símbolos de la primera juventud tomando distancia. They'll disappear without a trace lo que lloré con esa canción que musicalizaba Doom at your service, pero esa no fue la primera que agregué a la lista en enero de 2021. Mi primera canción del año fue Palette canción que empieza diciendo "curiosamente en estos días me gustan las cosas fáciles" y termina diciendo "creo que sé un poco de mí ahora".


 




Seguía con el 2021 el miedo a la muerte (propia y ajena), el miedo a quedarme sin hogar porque mi hogar es mi gente, las lágrimas cayendo como las hojas del calendario y la pandemia que continuaba. Más drama. Tengo hogar y son ustedes los que me leen porque nadie llega hasta acá si no me quiere. El señor Harry Estilos* sonaba de fondo welcome to the final show. Y entre una mezcla de emociones mi desempeño académico era festejado con un saludo de puñito con el intendente... saludo a la vez reflexionado con Mahalia: they'll never give you something for nothing.

En cuestiones facultativas gracias a un consejo tuve en cuenta que me podía tranquilizar usando a mi favor lo de rendir virtual mi último parcial... lo hice escuchando una caricia: been trying to tell you this I was supposed to tell you this. This is all for you en la voz de  RM. Los balances de fin de año me sientan fatal, pero me encantan. Porque hay un recorrido y a pesar de que el tiempo es un invento de los humanos para no volvernos locos sabemos que después de la noche viene el día (al menos que estés en algún lugar del mundo donde no hay muchas horas de sol... eso voy a googlearlo *facts*). 









Durante el año se sumaron a la lista las Taylor's version y un poco  más de lágrimas solté. Sí, sí no fui mucho a terapia, pero llorar para mi no es lo contrario a estar haciéndolo bien o a ser feliz. Las personas que lloramos lo hacemos un poco para vaciarnos de contenido. No quiero que se lea como un descargo sentimentaloide. Después de la FMS Perú me copé con Jaze y con su forma de ponerle letra a ese pensamiento, lo siento porque estoy contenta, pero hay momentos en los que fallo más de la cuenta y no sé cómo parar la tormenta de mis ojos. Maybe I asked for too much. Fue el  año de Butter y de Good 4 u y las escuché a las dos a pesar de que competían en las listas (lo siento, Army). Bailé mientras me bañaba y caminé al gym escuchando a Walls haciendo gestos y diciendo por eso igual hablamos mañana que hoy tengo muy mala semana. Ahí hay una subordinada. En esa época del año Chystemc me preguntaba por los auriculares ¿cómo ves situaciones de estrés? ¿con más estrés o con calma pa' resolver? 

Mirando la hora en espejo para pedir deseos, otra Taylor's version, Do you have all the space that you need? era el final de noviembre y salió algo nuevo de Wos me gustaría hablar de Mirá mamá, pero prefiero escuchar que me da lo mismo si un retiro espiritual o un pasaje en Retiro quiero algún paisaje que me dé un respiro perderme en un viaje, corte el de Chihiro.  

Y así pasaron de enero a diciembre entre canciones porque algo que no puede faltar es la música con todos sus tonos y voces. No sé qué cuento nos vamos a comer hoy, pero estoy preparada aunque una canción recurrente en los reels de Instagram me hizo tambalear... but then if you're so smart tell me, why are you still so afraid? respondiéndole de golpe como si de un rayo estuviéramos hablando Stray Kids y su I like the view right now por eso estoy tranquila mientras tacho los días escuchando OST de series que me hacen bien al alma al caminar a la casa de una amiga.

Para ir cerrando el momento de verborragia va una traducción medio pelo de 문득 (Out of the blue) que me representa: mientras caminaba, pensé en algo de la nada ¿desde cuándo me convertí en mí? ¿cuándo empezaron a cambiar las cosas al final de este camino? probablemente, no lo sé. Pasó de pronto.

 Cerré los ojos y de un momento al otro el 2021 en un pestañeo abrió otro ciclo. Me encuentro de frente a un 2022 de tres patitos en fila cortados por un cero que espera que no haga la del pato criollo. Ojalá este verano pueda cantar I got my driver's license last week. Just like we always talked about. Es veintinueve de diciembre ni un día más ni un día menos (no creo que pase mucho el treinta o el treinta y uno). It’s such a strange thing to do, pero supongo que este pastiche no salió tan mal es un año en mi lista que se llama Winter bear. Como cantó V: 'Til all the bad days they're nothing to me with you, Winter bear. 





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